A veces tan sólo simplemente…
es el apacible sonar de un rio,
de fuentes de agua
que fluyen en medio del desierto
y en mi ensoñáción me conducen
aquel oasis que yo no veo,
a un pozo en cualquier lugar
al que no he ido todavía.
!Oh Corazon que atrapado estás
en la cruel y espesa noche negra!
despidiose de ti la primavera,
el tiempo de la cancíón,
de las flores marchitada.
Hoy lamento de languidas ramas secas
en donde vive aun enganchada
aquella vieja soga de la desilusión.