David Goya

Mi fiel amante (David Goya) Palestina

Solo el silencio en cada noche llora conmigo en secreto, los dos enjugamos nuestras lágrimas, y hablamos atreves del pensamiento…, aunque no comprenda la gente nuestro gran sufrimiento,           seguimos juntos hasta el fin, como amantes en secreto.

­­­­El: -llora por la soledad-.

Yo: -lloro por el recuerdo-.

Y entre los dos nos amamos, también nos damos consuelo; y en las horas nostálgicas, de amargo y hondo desvarío; nos besamos, nos abrasamos, como saturados de frio.

Son muchos los años que llevamos juntos,                                                y aunque infiel le fui en amores…, siempre espero mi regreso…; como el amante cariñoso, de algún romance furtivo.

El comprende mis dolores, mis torpezas, mis errores…;  y hace más suave y sutil mi castigo…

Así pasan nuestras horas poco a poco…, en este mundo de destino incierto. Hablo a solas como lo hace un loco; y en cada frase que arrojo al viento, vacío la mente para un nuevo pensamiento;  y así pensando me sofoco…, que si sigo con esta soledad;

 no moriré de viejo, si no de loco.

Sigo solo, y no sé si es por capricho, o tal vez por convencimiento;        y aunque en suplica de musicales preses, yo he pedido al cielo tantas veces, una dama de cuerpo colosal; que no se si está bien o está mal,

de mis labios aquel pedido…; o solo es un anhelo vano  que mi   corazón ansia, en el cual mi tiempo es perdido.

Otras veces, no quisiera ser infiel con la soledad que es mi fiel compañera; pero se vuelve para mi rutinaria, y me hace más melancólico cada día…

Pero también necesito unas frases de amor, y unas cuantas ternuras;  y tu soledad…, me ofreces solo silencio; aquel silencio que me llena de amargura.

Silencio: -voy a romper nuestro amor, aunque la vida entera me has sido fiel; me he saturado de las horas amargas, quiero en unos labios probar miel, quiero sentir alegría un momento…

¡Dame libertad; aunque vuelva a sufrir!...

Quiero un momento sentirme contento,                                                 aunque el resto de mi vida quiera morir.

-Dame libertad-; ¡oh silencio!...

Aunque libre sufra más que a tu lado, y aunque en amores halle mi muerte… Déjame probar la suerte, de aquel que ha sufrido poco, y aun así se encuentra fatigado.

Déjame probar nuevos desvaríos, y así para siempre,                               será tuyo  mi hastío…