Entre las hojas de los libros crecimos,
en el patio,amigas nos convertimos,
la oleada del viento nos hizo fuertes,
para llevar esta amistad,con los corazones bien ardientes.
Aquella muchacha bella en la portería,
que al fútbol solía jugar,
mirando su cálida mirada,
que entre nubes me hacía flotar.
Yo,chica desprevenida,
que el balón no veía llegar,
ensimismada me quedé en tu mirada,
haciendo bella nuestra amistad.
Nos a separado el destino,
ahora de libros hemos cambiado,
pero lo que nunca podrá cambiar,
es el sentido de esta verdad.
Un tequiero de amigas te regalo,
a cambio no pediré nada,
salvo una cálida mirada,
con la que este río invierno calentar.