Tus labios carmesí en mis labios,
como nube de terciopelo,
bajan con dulces sentimientos
en vistoso y húmedo velo.
Tus besos fueron más sabios
cuando los dejaste en mi boca.
Tu sonrisa de inocencia
la atrajeron los vientos.
Con caricias de ángel y alientos
de frescura, me mueve y me evocan
los ánimos que me llegan sedientos.
Que rueden y salten los dulces labios.
Dejad que la fantasía que invoca
los mejores tiempos lleve su vuelo,
que corran en los carriles de enfrente,
más nunca por donde la rosa crece.
Me embriaga la ternura que me ofreces,
me embelesa el poema que me toca,
pero más me encanta tu figura
llena de hermosura, pues ella me provoca.