Tal vez digas que tú no eres multicolor
y que no sales después que llueve,
pero hay una poderosa razón
que me hace escribir en forma breve.
Es que nadie ha visto arco iris recto
siempre luce su bella curvatura
y tú eres del mismo respecto
y también, de la misma hermosura.
Tus curvas tienen la dimensión
de un arco iris completo,
oculto tras las nubes de algodón
de tu vestido, ceñido al cuerpo.
Tú, de mi arco iris, la curvatura
el motivo mágico e indefinido
ese que alimenta mi literatura
y destella sus colores cuando escribo.
Por eso cuando veo tus curvaturas
pareciera al arco iris verlo
que atraviesa con toda su estructura
la brillante mirada de tu cielo.
*****