Siento el frío de tu silencio,
serpiente que agita las entrañas
robando la paz del ocaso no vivido;
siento la pena que te llenó de desconsuelo,
el llanto, que quiere hacerse palabra
y gritar al mar otra vez porqué;
siento tus manos suaves y alargadas
queriendo tocar y acariciar…
implorando otro roce que lleve vida,
suspirando, en un gesto pintado de misericordia,
que te haga despertar.
Siento que tus ojos ven lo que ya no está;
que tu alma vestida de amargura muere,
en voluntario sacrificio
abrazada a la muerte que se aleja;
¡maldita muerte que me arrancas la vida,
que me dejas viva, que te marchas sin verme!.
Cerraste los ojos y un mundo gris
se inventó para ti;
sin aromas, sin ruidos, sin miradas ni caricias;
sin llantos de emoción, sin palabras…
Un mundo gris que llega y espera
el aliento del amor que tras aquél ocaso no vivido
y vestido de eternidad,
para siempre contigo quiero creer… estará.
(jpellicer)