En la noche aquella
del naciente estío,
muy junto a una rosa
quedé pensativo...
De sus tiernas hojas
y perfumes ricos
sentí la codicia
lanzando un suspiro...
Trémula la rosa:
-¿suspiras?- me dijo
... ... ... ... ...
... ... ... ... ...
En su cáliz suave
de esencias henchido,
bebieron la dicha
mis labios furtivos.
San Miguel de los Reyes, Agosto 1.938