Quise llamarte
para que supieras de mí,
pero en verdad,
no quiero verte reir.
Ya no sé de alegrías.
Cuando estaba a tu lado,
sabía reir al sentir tu risa,
sabía cantar al mirar tus ojos
y moría de pena
al llorar tu ausencia.
Quise decirte
cuánto te extraño,
y ahora lo mejor es olvidarte,
puesto que es imposible
volver a mirarte
para contarte
cuánta falta me haces.
Pero al no estar cerca
no creas que voy a sufrir;
me consolaré al pensar en tí
cada segundo,
soñaré contigo
en mi larga noche
y reiré al recordar tu risa.
Qué triste me siento
al tener que dejarte;
al tener que abandonar
la niña que quiero,
que llevo muy dentro
y no sé olvidar.