Me rompiste en pedazos inexistentes,
sin interesarte, te dejaste guiar por los comentarios deprimentes
haciendo mi vida un tormento que pocas veces he superado
y pocas veces, he olvidado cuando la herida no había cicatrizado.
El silencio de la noche no me permite inspirarme como debo,
tal vez estás sufriendo y Dios ha visto lo que en sueños veo,
que sufres aún por mí, sin explicarte quien ha sido el culpable,
sin pretender soñar conmigo, no lo sé, es algo inexplicable.
Te he perdonado y no pretendo adivinar que te ocasiona dolor
porque te di más de lo que pediste, mucho más que amor
y quebranté tus sueños lo suficiente para no volver otra vez,
dándote fuerzas aún cuando me sentía imperioso ante tu sencillez.
Ahora que te he perdonado, recién ahora deseo tener un futuro
esperando que la luz brille otra vez para no andar en lo oscuro
sin pensar en el pasado y en todo lo que me recuerda a ti
tendré que avanzar como sé que avanzas sin mí.
Espero que me perdones cuando me olvides en definitiva
para que seas feliz, como espero yo ser feliz mientras viva
y no bajar mi mirada cuando la vida nos reúna nuevamente,
quiero pasar por tu delante siguiendo un rumbo diferente.
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