(esperar 13 segundos de la música para leer el poema)
Eras, instante, tan claro.
Perdidamente te alejas,
dejando erguido al deseo
con sus vagas ansias tercas.
Eras, pureza, fiel sabor.
Amargamente te marchas,
alimentado así este dolor
con sus imborrables yagas.
Eras, amor, luz para mi vida.
Cruelmente llevas parca alma,
mancillando en angustia viva
caricias que tuviste por dama.
Eras, belleza, canto celestial.
Silenciosamente te marchitas,
quedando en mis manos mal
condenándola su negra visita.
Eras, pasión, calor fundido.
Fríamente de mí te apagas,
destinando el tiempo vivido
al invierno donde queda nada.
Vito Angeli