Mi corazón no puede hacer amigos
Y no puede albergar preciosas flores.
Mi corazón no aguarda por testigos
Si son solo de mí los acreedores.
En él solo hay culpas y castigos.
Para mi corazón son los rigores.
Cuidando mis enfermos y mendigos,
Son solo para él esos dolores.
Y si la pena golpea su costado,
Por una y otra vez, como un latido,
No es culpa de la suerte su mal hado,
Tampoco afán del cielo, solo he sido
Yo, el que alguna vez, que en secreto,
Sin juicio lo aposté y lo he perdido...