prosa poética:
Siempre hay un antes
Presiento en mi vida, el atardecer perezoso
la vela titila abandonada e irresponsablemente
sola, alumbrando al alba, el final del camino.
el insomnio le dice adiós a mi materia dejando
tras de sí el horizonte con el recuerdo de mi
propia caja lapidada.
Veo un pájaro y sé que antes fue pichón;
la flauta me recuerda la caña;
Veo a mi amada, pienso en el primer beso y
me recreo, al ver en mis hijos… su obra.
¿Quién soy ahora? ¡No importa!
Yo forjé mi destino
la memoria se arrastra peinando al obelisco del
pasado. ¡no importa quién soy! Lo único que sé es
“que soy poeta” incorregible, introvertido.
¿Qué hice antes? ¡no importa! Ahora vendo suspiros,
añorando un beso maternal; quizás un consejo paterno;
sentir a mis pies mi primer suelo; o un abrazo fraterno;
una plática sin pretexto con el hermano.
¿En dónde estoy? ¡No importa! Yo tengo cuatro lunas y
un sol, vivo entre eclipses y poemas, en donde reclamo
las metáforas perdidas en la geométrica razón humana,
yo cavé una fosa inquieta, honda, pálida, y sin armonía.
Y allí… dejé con sangre fría la cadencia de fechas
acompañadas únicamente con el canto de los grillos,
Oxidadas por el olvido; el saludo con desdibujada sonrisa;
tu nombre con inmortal verso; el olvido que nunca es
temor; Dejaré allí el resplandor de cien estrellas para que
se vea con claridad que el árbol de la esperanza aun
echa flores color suspiro.
No se pueden obviar los años de la infancia, las ilusiones
juveniles, cuando las mentirillas se cubrían con un abrigo
de sonrisas inocentes.
Las caritas de las niñas que ahora son “Señoras”
La esquina de mi barrio, resurrección de entresueños,;
Las cantinas y bares en donde se esfumó mi vida;
No se pueden borrar los amores pasados, en donde
floreció la confesión, las caricias,
el cruce de palabras amorosas para luego
por traición ser soledad, lamento y melancolía,
en donde el celo abruma con insistencia vana.
No se puede borrar la impresión del apretón de
la mano amiga, si ese amigo es el hermano.
No se puede obviar de la epidermis la metamorfosis
Ni que de letra en letra nació el primer verso en prosa,
Ni que de verso a verso formé el primer poema,
Ni que sus paredes las pinte con matices de tinta-rima.
Me sumerjo en desgarrador instante
oyendo liras entre efluvia brisa
y una transparencia veo delante.
Se fue borrando, apagando mi riza,
ya sin plegarias, me abrazó la muerte,
aspiró profundo... y se fue indecisa.-
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Valley Glen CA USA