Su huella indeleble marcó tu ausencia tan recio
que hizo resonar un eco vacio
y frio
en mi alcoba que hizo sorprenderme
haciéndole el amor a tu recuerdo.
Que crudo.
En verdad pensé que eran tus besos,
en verdad yo vi que eras tú, desnudo,
acariciándome,
y por eso permití tal acceso,
fue tan profundo mi pensamiento en ti
que te traje hasta mi cama,
puedo jurar que eran tus caricias,
tu pecho, tu vientre tibio,
eras tu, tu cuerpo al que hacia mío,
decías mi nombre, era tu voz,
y me decías palabras,
que no tenían la ternura con la que hablas.
Me caí de la nube, era otro hombre.
pude saberlo,
pues al llamarlo por tu nombre,
dijo adiós.