Mis versos asumen ritual de huelga:
intransigentes, desprecian el alma
y me increpan a mantener la calma
sin atender a mi cara de acelga.
Ni verso libre me llega, ni ecoico
ni endecasílabo, ni aún un yámbico,
y como no me las doy de un estoico
ni me inclinaría por un coriámbico.
Andad de huelga versos insurrectos.
Yo de pesares llenaré trayectos
líricos que vuestro ocio no me deja.
Estaré de pie esperando momentos
líricos, listo a atrapar sentimientos
teniendo de musa al mal que me aqueja.