HOY VI LA NIEVE
Hoy vi la nieve…
caía vertiginosa en diagonal de átomos,
millares de copitos blancos al unísono/
descendían en picada para besar la tierra pelirrubia,
la marga dorada en hojas de un otoño agonizante
y en cada mohín de escarcha que le daban/
pequeños charcos de lágrimas se formaban
diluidos por el tiempo y el silencio.
La nieve hendía el aire en su correr inquieto,
arremolinada al éter
en dos pasos de vals se balanceaba,
uno vertical y melodioso,
el otro en expírales se tejía…
mis ojos zigzagueaban en su ocaso/
al ver ese telón de nubecitas frías.
Hoy vi la nieve…
fue magistral ver todo tan nítido,
escuchar la gélida brisa jugando con el agua
y condensando sus cristales en fragancia,
imaginar la fauna guareciéndose en su abrigo,
los árboles recibían caricias de terciopelo álgido,
sus ramas eran parajes de esperanzas que se iban,
cuan bello fue mirar sus brazos híbridos
revestidos de inocencia pura,
hilachados de blanco,
meciéndose al compás de la velada romántica,
que le brindaba el cielo/ a ese renuente estío a ser olvido.
Hoy vi la nieve…
quizás no la hube visto/ tan prematuramente/ desprenderse…
esencia de primavera aun quedaban en las hojas,
los colores del ocre otoñal/ aun reflejados en la pupila,
el invierno fusionando las estelas del tiempo
en un espacio que colgaba inmerso e introvertido,
vivacidad y euritmia en sus latidos.
Hoy vi la nieve y creí, ser uno solo con ella,
y me deje llevar por mi pluma,
y por ese viento enternecido de montaña…
el cual me llevaba a levitar un rato
por esos senderos de nardos esparcidos,
por esa tranquilidad de antaño que trae la vida,
por el crujir de siluetas sobre el asfalto,
por el limite de horizontes que tiende el alma furtiva.
Hoy vi la nieve y en mí… aun siguió nevando
y a veces, de vez en cuando y sin quererlo/
una fusión de estaciones estalla en mis adentros
y soy un espacio muerto
que se aviva por las sombras del recuerdo y por las luces
de un tiempo que se fue pero quedó…
como copiosa nieve.