Muero lentamente, poco a poco
las fuerzas ya no dan aliento a mis pisadas
he perdido mi vigor mi vida esta acabada.
Me hundo en el océano de lágrimas
que caen aumentando mi tristeza
un dolor profundo deja morir mi alma.
Nubes llenas de estrepidos relámpagos
pasan haciendo resonar los cielos
que miran desde arriba como se destruye mi
alma.
Apenada y sola vago por las grandes ensenadas,
dejando huellas de amargura y llanto,
nadie sabrá ni entiende
aquello que me está matando.
He buscado la alegría y todo se vuelve amargo
por aquellos que no tienen
ni sienten el sabor del duelo
que queda cuando se quiere tanto.
La vida es efímera...
hermosa si vive calmada
con amores que llenen de alegría
los pensamiento que abrigan esperanza.
El calmado día ya se aproxima
dónde todo brille de luces y fuegos de mágica belleza
en el umbral del cruce de la vida a la felicidad eterna.