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TE reconozco SEÑORA
TE reconozco SEÑORA:
Te reconozco Señora, que soy culpable, del amor un ser imperdonable, pero arrepentido, he venido a arrodillarme, rindiéndome a tus pies, pidiéndote ese perdón no merecedor, porque por lo malo vivido ayer a mi lado, no me siento nada orgulloso, hoy...,
Te reconozco Señora, la conciencia no anda nunca en juegos, si de justicia se trata, en su momento dado, llamándonos a capítulo al recordar con lágrimas de soledad, ese amor que perdimos, quizás, por dejar ver en lo claro de un día cualquiera, una canita al aire...,
Te reconozco Señora, que con cada letra, intento calar hasta su corazón inconmovible, para saber si con una lágrima de estío, logró que voltees, notando mi presencia olvidada, todas las noches, debajo de la ventana del cuarto, esperando que la abras para, mi...,
Te reconozco Señora, un pecador empedernido, como Yo, no tiene más que ganar por su forma de vida, un pie en la cárcel, el hospital o el cementerio, al evaluar lo ocurrido, aunque tarde pueda ser, para aplicar lo aprendido de sus errores, todos estos años, juntos...,
Te reconozco Señora, lo sufrido de este fracaso, con la desilusión mantenida en silencio de inocente, por esta decepción al no poderte amar, con toda el alma, por haber mancillado ese amor tan querido, por ti, terminando así y para siempre, con nuestra amistad...,
Te reconozco Señora, que el tiempo ha pasado y algo ha quedado de nostalgia, cuando a lo lejos la veo, desde aceras opuestas del camino, rumbo a otro destino, muy distinto al mío, no sabe, cuanto duele admitir, ahora, lo equivocado por creer que todo, lo merecía...,
Te reconozco Señora, aquella persona amable, que con un beso en mis labios y un sentido abrazo, intentó vivir su sueño, el mismo que a la postré la entristeció, haciéndola llorar con el rostro oculto sobre la almohada como leal confidente, por haberme amado, sin amarla...,
Te reconozco Señora, que su aroma a piel de Jazmín, a veces, se huele del corredor al cuarto, desvelando mis ansias aletargadas, porque viejos son los montes, pero aun reverdecen, hasta de propias lágrimas sentidas, que por tu desamor he derramado, sinceramente...,
Te reconozco Señora, que la razón predominante, entre los dos, no favorece en absoluto, mi precaria existencia, por el recuerdo que mantengo al no lograrte olvidar, por tantas cosas que de ti necesito escuchar, cuando en instantes difíciles, con amor, dabas tu corazón.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 29102011 05:45 PM.