Cobíjate con mi silencio,
que te profeso por las noches;
cuando te aguardan mis caricias
bien despiertas y descalzas;
buscando andar por tus senderos,
deseando sembrar en ellos,
un te amo intangible y nuevo,
que he tenido muy guardado
no… en las alas de la brisa,
ni… entretejido en el ruedo
de la luna que nos canta;
pero si… en mi corazón,
que se vuelve incansable,
en la búsqueda de versos
y de pequeños detalles,
para robarte los suspiros,
alegrar tu dulce alma
y contarte que te amo.