"En el juego del amor no estoy a gusto/ y ahora a perder no me resigno,/ ¿por qué si tuvimos un comienzo justo,/ no tuvimos un final digno?".
Si no vas a amarme, déjame ir
y permíteme vivir mi propia vida,
sin hallarte en los caminos por donde voy,
sin sentir tu omnipresencia en mis días.
Si no vas a amarme no permitas que sueñe,
ni dejes que me emocione,
ni me digas que me quieres,
y que por decírmelo llore...
Ríete bastante de mí
cuando te diga que lloraba,
haz que me sienta vencido
Y triste, sin esperanzas.
Deja un día de escribirme,
deja de marearme con tus palabras;
no leas mis poemas tristes
y dime que te tengo harta.
Si no vas a amarme ciérrame la puerta
que lleva al fondo de tu corazón.
No me llames porque entonces,
mi tristeza estará de vuelta.
Y cuando te diga que te amo,
nunca me lo creas, es mentira;
yo siempre te estoy engañando,
lo mío es demencia no admitida.
Si no vas a amarme es mejor que te vayas
de mi vida, de mi espacio vital;
es mejor que me olvides
y que me dejes, así... sin más.
Podemos como en una película
volver atrás en el tiempo,
justo un día antes
de tu mensaje diciendo "Te Quiero"
y no permitir que los hechos
sucedan de esta manera;
no recibir tu mensaje...
ni escribirte más poemas.
Ni en un periódico hacer público
que mi vida se puso pequeña
cuando llegaste a mi mundo
para robarme el alma, mi reina.
Si no vas a amarme, decepcióname;
dime que eres horrible y que soy un idiota...
Dime que perdí mi tiempo
y que prefieres quedarte sola.
O peor todavía... peor todavía...
Dime que todo fue una farsa
y que no debí creer
ninguna de tus palabras.
Que cuando "Te Quiero" me escribiste,
aquello después te dio risa,
porque supiste que tu querer
hacía falta en mi vida.
Si no vas a amarme, despréciame,
insúltame, ríete en mi cara.
Y júrame sin parar de reír,
que yo jamás te hice falta.
O dime que amas a otro...
que te tiene muy enamorada
y que Álvaro en tu vida
tan sólo hacía comparsa.
Si no vas a amarme será fácil
que te deshagas de este poeta
que te sueña y te sueña y por soñarte,
parece que nunca despierta.
Tan sólo dime que me olvidaste,
que nada de mí te importó;
que mejor que Álvaro cualquiera
¡cualquiera mejor que yo!
Si no vas a amarme ahora,
arráncame el corazón y hazlo pedazos.
Y que lo que quedó de mí
se disuelva entre tus manos.
Por eso, deja que desaparezca
y tú, vete tal como llegaste.
Si no me amas respeta mi tristeza
y prometo nunca buscarte.