Un día una estrella cayó
como gota de agua, en tu nariz,
dándote brillo y color
y un secreto para ser feliz.
Un día la luna cedió
y entregó su velo deslumbrante
para arropar sutilmente los pies
desnudos de un caminante.
Un día bajaron del cielo
dos ángeles cantando al amor
para decirte cuanto te quiero
y regalarte su más linda flor.
Un día el sol implacable
resguardó todos sus rayos
para que al fin cerraras los ojos
y te durmieras, tesoro, en mis brazos.