Déjame llenar tu vacío,
con la suave humedad de tu futuro;
déjame penetrar en recóndito lugares,
para perder el miedo y sentirme seguro.
Deja que la espesa humedad
de aquel futuro imponente…,
se deslice por tus rojos labios,
y olvides del mundo; el pasado y el presente.
Déjame que te abrase en algún lugar sombrío;
para escuchar atento tus quejas musicales,
y así poder desvanecer tu hastío…,
mientras en mi se aleja la razón de mis males.
Déjame tu dulce angelito
que prendido a tu cintura,
veas lo hermoso celestial y bonito,
que lleno tu vacío con la humedad futura.