Yaces bajo el manto de la tierra,
limpia y pura siempre andas,
corres, juegas, te diviertes
salpicando a las flores.
Traviesa, dulce y refrescante,
sobre bosques pasas,
ondeando tus manos,
igual que tu alma.
Tu risa; de perla brillante,
se expande, por todo el planeta
y llena de algarabía la fiesta.
Caricias regalas,
cuando del cielo caes,
en forma de lluvia,
de tus lagrimales.
Llenas de flores,
jardines eternos,
que alimentas con linfa,
de tu propio cuerpo.