EL SOL SE ESCAPÓ DEL CIELO
Y CON CUIDADO SE METIÓ EN MI CABEZA.
ILUMINÓ MIS OJOS APAGADOS Y DEVOLVIÓ
EL COLOR A MIS MEJILLAS.
LA PALIDEZ DE LOS PENSAMIENTOS QUE
SE REVOLCABAN EN MI INTERIOR TOMÓ
LOS COLORES DEL ARCOIRIS.
ABRÍ LOS OJOS, VOLVÍ A VER; MIRÉ A MI
ALREDEDOR Y VI QUE NO TODO ERA
OSCURIDAD.
ILUMINÉ YO MISMA LA HABITACIÓN CON
MI PROPIA FUERZA -¡POR QUE SOY FUERTE
Y ME DI CUENTA!-, ME ABRACÉ A MI MISMA
DENTRO DE MI CUERPO Y FINALMENTE
COMPRENDÍ QUE NO FUE EL SOL EL QUE ENTRÓ,
EN MI CABEZA, SINO QUE ERA YO LA QUE VOLVÍA
A ENTRAR EN MÍ….