Sabes que mi acontecer fue una tormenta de arena en el desierto de mi vida, siempre caminando contra el viento, hasta que encontré un oasis que fuiste tu.
Vinicius de Moraes dijo: “La tristeza no tiene fin, la felicidad si.”. Ese oasis se desvaneció como un espejismo, una fugaz felicidad creada por el calor del corazón y el deseo de que sea verdad. Pero fui feliz mientras duró y como todas las cosas, las extrañamos más cuando no las tenemos.
Gracias por haberme dado esos momentos de felicidad. Desearía que se repitieran aunque sea una vez más, pero soy consciente que mi sólo deseo no basta.