Ramón Bonachí

ATARDECERES

Difícil  explicar
la extraña sensación
que sienten mis ojos,
al ver llegar
esos atardeceres rojos,
gravan en mi interior
una sensación extraña,
mezcla de paz y armonía
mientras se escapa el día.

La tarde se hace vieja

con el permiso de las horas
cuando el cielo enrojece,
mi ansiedad y mi estrés
dejan paso al sosiego
llenandome de paz y calma,
miro la explosión de vida
que bajo el rojo florece,
el atardecer me domina
hasta mi vida le pertenece.

Pocos minutos tenemos de fortuna
el rojo que trae el atardecer
lo atrapara para si la noche,
por eso , es el mejor momento
para quedarse en ver
y mostrar nuestro sentimiento,
acariciar una cara amiga
besar unos labios rojos ,
coger unas manos sin saber
que nos depara el tiempo,
es el mejor momento
para tener un encuentro.

Bajo una luz crepuscular,
abrazados a una ilusión
llega el momento de la pasión,
la tarde se hace cada vez más oscura
las sombras se alían con la bruma
que traerán  consigo la luna,
a veces presente en el ocaso
como ave que va de paso ,
se asoma  al atardecer
sin esperar el anochecer.

Las nubes se apoderan del color
que regala los untimos rayos de sol ,
los transforma en rojo profundo
como si ardiera el mundo ,
para atraer la mirada
de los que suelen aparecer
cuando llega el rojo atardecer.