Se me escapa la mirada,
cuando se despierta el sol
y el viento se adormece
entre campos seductores
de esmeraldas y amarantos,
sin sosiego y sin descanso
va en pos de ti amado mío,
entre la montaña y el rio
te sueña y quiere llegar…
hasta el infinito si es preciso,
allá… hasta ese placido lugar
donde tú te encuentras,
busca solo contemplar
la armonía en tu universo,
y los atrios de tu alma,
entre otras cosas dibujar
en su lienzo tu sonrisa
cada gesto que le hable,
de nobleza y de ternura,
¡que divino amor!
¡te ha encontrado mi mirada!
y la veo transformada
en tu pesebre tibio.