Mi corazón es como esa esponja donde los días ocultan sus afanes
Y entre sístoles y diástoles se deja torturar por los adioses.
No hay día que no lo asedien los arpegios de las esperanzas
Y si alguna flor sale a saludarle se ilusiona con la fragancia de sus pétalos.
Mi corazón se opone con brusquedad a seguir a esos pesados
Que en su soberbia visten garfios como los rencores
Y se sientan a esperar que echen raíces los árboles del odio
En los ventrículos donde el amor hierve a borbollones.
Pero mi corazón sabe de aldabas y dobleces
Y de esas punzantes traiciones de ajenas nubes
Que se alistan cambiando su color a nubarrones
Para caer sobre el inocente marfil de sus acciones
Como la tempestad indómita que lo deja estupefacto y yerto.
Ay mi corazón es terco y tonto…
Sabiendo lo que le espera por reparar en las figuras perfectas
De céfiros y huracanadas tempestades
Cada día vuelve a salir a la campiña a contemplar las nubes otoñales.
Efraín Gutiérrez Zambrano