"Desde que un gallo cantó con razón/ el día que negaron a Cristo,/ creo que le cantan a la traición/ todos los gallos que he visto".
No se compara jamás con Cristo,
Pero lo ha recordado varias veces,
Porque negándolo, por lo visto,
Al apóstol Pedro te le pareces.
Te preguntaron por él y lo negaste,
Aseguraste para nada conocerlo…
Que jamás de él te enamoraste,
Que nunca llegaste a quererlo.
Que esas serenatas en tu ventana,
No eran dedicadas a tu persona,
Que no eres noble ni su tirana
Ni en su reino tienes corona.
No escuchó a un gallo cantar,
Pero juraste no estar triste…
Que ni siquiera por el azar
En alguna esquina lo viste.
Que recuerdos suyos no guardas,
Que no es alguien de renombre,
Que piensas en él y hasta tardas
A veces en recordar su nombre.
No cantó un gallo pero negaste
Algún te amo haberle dicho…
Que su amor acaso lo tomaste
Sólo como un mero capricho.
Que hasta varios novios tuviste
Y él no aparece en esa lista…
Que por él nunca sentiste
Ni siquiera amor a primera vista.
No hizo ninguna falta que cantara
Cualquier gallo para tú negarlo,
Sólo te faltó decirle en su cara
Que te era imposible recordarlo.
Hay que tener valor para jurar
Después de haber amado tanto,
Que a las puertas de tu altar,
El milagro lo hace otro santo.
Es mi amigo y lo consuelo,
Ningún dolor se hace eterno,
Hasta el más hermoso cielo,
Contigo sería un infierno.
Que busque otra le aconsejé,
Aunque a perder no se resigna,
Una que, según lo que sé,
Segurísimo será más digna.
Y con el tiempo si no te alejaste
Y si aún no te ha partido un rayo,
Que te niegue como tú lo negaste
Y que cante lo que quiera el gallo.