Mis ojos guardan celosos
el fiel reflejo de tus ojos,
y mis manos
trazan delicadas
el contorno de tu rostro.
Recorro con premura
tu cuerpo.
Puede la oscuridad
más imperiosa
ver tu pelo al viento
y tu sonrisa
y tu boca,
por un instante,
todas las bocas.
La voz con que me nombran
y la vida que llama
tienen el sonido
de tu voz.
Y si dejara
en libertad mi mano
dibujaría
tu boca
tus ojos
y tus manos
porque en mi boca
en mis ojos
en mis manos
he conservado intacto tu paisaje.