Hay días que son sueños atrasados
como el alba de las cosas tristes
desteñidas
que amanece algún lunes
por la tarde
sin domingo de amor en la mañana.
Ellos son por de pronto el anticipo
de no querer del aire nada
ni nada de la tierra mojada.
Son días inapelables
que se sumen hasta el fondo del hastío
como asunto concluido
como si nada pasara
siendo que te vacían
irremediablemente los colores del aura.