LA PROSTITUTA
Juegas con lo sagrado del amor
por lo brillante de la vil moneda,
eres sólo basura callejera
que nunca ha conocido el dolor.
Tus hijos abochornas con la acción
de ser una vulgar aventurera,
pues cuando dices, “un te amo”
calculado está, su precio en dinero.
Hipócrita arrabalera
no sabes vivir sin carne,
no te importa ni tu sangre
cuando tus hormonas hablan,
dejas a un lado el escrúpulo
para disfrutar lo tuyo.
Compadezco a los idiotas
que caen entre tus garras,
porque con tu sexo sucio,
muchas veces los agarras
y te creen lo que dices
siendo cuando más engañas.
Mas sé, que hay Dios en el cielo
él te aplicará justicia
si lo cree conveniente,
pero un día te veré
en una gran soledad,
por todo el daño que ha hecho
tu perversa indignidad.
Ojalá nunca te cruces
a un lado de mi camino,
pues a mi edad tu conducta
la tilde es un punto rojo,
que te defiendan los hombres
a los cuales te has vendido.
Fría e inconmovible todo lo planificas
cómo pescar a las víctimas
que cuenten con dinero,
y le entregas sin pudor
tus apetitos insanos
hasta volverlos guiñapos,
así logras tus anhelos
ver billetes en tus manos.
Lo declaro y decreto
no pararás de llorar
lo que te queda de vida,
por vacía, irresponsable,
mísera aprovechadora,
no tienes nada de buena
a prostitución me hueles.
Nunca amistaría contigo
moriría de vergüenza
viendo lo baja que eres,
ningún respeto mereces
eres de lo peorcito,
que había visto en mujeres.
Vete a tu oscura taberna
donde mereces estar,
adiós reptil del desierto
animal prostituido,
lejos enferma sexual.
Que no te asocien conmigo
es lo que deseo pase,
porque no soy como tú
soy una mujer de hogar.
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MIRIAM RINCÓN U.