Gerardo Barbera

EL RENACER VITAL

 

*

Allá afuera, del otro lado de la mirada,

se puede escuchar un leve silencio,

como si de pronto se arrastrara algún lamento

perdido, que sólo yo puedo escuchar.

Sé que los seres de la noche viven,

están en todas las paredes,

son esas manchas de ojos negros,

la cucaracha que camina debajo de la cama,

el ratón que nunca muere,

tu nombre pronunciado por el viento,

el terror que no te deja dormir,

los dos toques en la puerta,

el olor a humo en el baño,

el perro ladrando a lo lejos,

todas las voces a la vez.

 

**

 

Hace muchos días que no salgo de mi piel,

pienso que nunca he salido al mundo,

duermo y como todo el día,

miro la pantalla virtual,

¡Por cierto, cuándo llamará alguién!

Estoy totalmente ausente,

soy el canto de los peces bajo el agua,

lo inexistente, ¡tengo hambre!

En mi habitación hay suficiente enlatados,

agua potable, no necesito más,

aquí seguiré dormiendo a placer,

nada importa que me crean muerto.

 

***

 

Ya he robado la esncia del caracol,

o tal vez el de la tortuga.

Me doy cuenta de que ha llegado el anochecer,

las luces desaparecen debajo de la puerta,

algo de arena fina cae en mi cama,

como si estuviesen rezando en el techo,

sobre el cristal, los insectos escriben frases

que no llegan a mi mente,

puedo estirar las piernas con facilidad,

antes estaba muy apretado, incómodo,

ahora, hasta puedo voltear el rostro,

tocar con los dedos la suavidad de la madera,

me alegra el total silencio,

ni siquiera me estorba el brillo de las estrellas,

¡Cuánto tiempo llevo acostado!

No tengo idea,

cuando yo sea sutil, energía,

sin nada de este cuerpo,

podré salir al mundo,

subire como el aliento vital,

buscaré el parto inocente,

entraré lentamente

en la sangre del recién nacido,

sé que todo olvidaré

¡Mejor! ¡A quién le importa!