Cruzo el lugar de dónde venimos:
un círculo de letras minúsculas
que no vacilan a la hora de responder
a las cuestiones del universo.
Paso por la vida y apuesto nirvanas,
soles e infiernos;
acomodo mi sombra inquietante
la de los demás seres casi inertes,
retiro mi eje vital y mi macizo egocentrismo
cuando me precipito hacia la nada que es todo,
remuevo poco a poco el café de la saciedad
en el momento en el que los dioses
son ojos de ceniza y la noche es el día
de los muertos vivientes.
Arriesgo infierno cuando tú me cedes cielo,
siempre tan estúpido y tan experto...