LOS INSTINTOS
Me duele la planta
de tanto andar caminos
sin llegar a ningún lado.
En vano aguzo el oído
Buscando la palabra que no escucho
así poder vibrar con todo el Universo.
Tengo cansada el alma
buscando inspiración pero se aleja,
es la niña coqueta, no se esconde,
mas nunca termina de asomar.
La pupila me duele
pero no puedo ver, quizás no sé mirar
tal vez nunca he sabido.
Percibo muy remoto
instinto primitivo.
lo ahogo avergonzada
por temor a seguirlo.
Me apeno, me alegro,
por los que antes que yo
lo habían sentido,
y lo tomaron o lo desecharon.
En cualquier caso…
les reconozco más autenticidad,
de la que puedo darle
a mi contrito espíritu.
A veces mi piel excreta
sensaciones impúdicas
de resabios añejos,
vividos como en sueño…
no hay precisión de cronos
pero sé que estuvieron
en espacios que preferí borrar.
Quise darle a mi rostro un velo
una túnica a mi cuerpo,
ambos lo rechazaron
porque ya no querían
seguir enmascarados…
¿Ahora yo qué hago
cómo andar lo que resta
con ellos dos desnudos,
con ellos dos desinhibidos
mostrando al transeúnte lo que valgo?
Los dos me inquietan
pues los dos han roto
con todo aquello que los represaba.
Cual pesado fardo
me caen encima,
a gritos reclaman
la turbia herencia
que les fui negando.
Desde que pasó
Ya nada me alienta
Duermo en sobresalto.
¡Temblando les toco!
Ya no los palparé como hace tanto
¡Aún están allí
aún no se han ido,
mas sé que lo harán
un día cualquiera!
¡Despertaré ya se habrán ido…!
Ya no los palparé como hace tanto
porque aunque quiera detenerlos
se habrán emancipado.
Buscando nuevas formas
en el austral entorno
que les fue prometido
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MIRIAM RINCÓN U.