Vamos a amarnos como las alboradas,
vamos acogernos en nuestras pieles,
hoy es día de las húmedas almas acaudaladas
hoy es día de lascivia y de mieles.
La noche se hunde con nosotros,
se aprehende a nuestros rincones,
cada vez ciñéndose de emociones,
de amor nocturno sin los otros.
La caricia se va haciendo en la almohada
de avaricia purificándose nuestro cariño,
con alevosía se va pretendiendo cual niño,
dando picardías de monería acompasada.
El sentido de placer te gobierna
dejando en la intemperie razones,
pensamientos, para darle fraterna
y placer indómito a borbotones.
No resistimos, porque nos encanta
encontrarnos, porque es afable
para el cuerpo, el corazón, el alma
amarnos así, siendo deseo agitable,
de gemidos, palabras tiernas, animalescas
entre un acercamiento, otro y viceversa
envolviéndonos en la cama revolcada,
como nuestras ganas que se van de obscenas,
mi alma encima de tu piel y a la inversa
cabalgándonos por una mojada sábana.
Amanece y mi piel quiere sentirte,
amanece y mi corazón quiere verte,
amanece y tengo ganas de ti,
ahora, ya mismo; quiero verte aquí.
Amanece con mi piel cansada,
con mis manos agotadas,
y quiero y deseo y anhelo,
los cuidados de tus dedos,
los mimos de tu mirada,
besando mí alma sin ti abandonada.
Me haces falta dulce amor.
me haces falta tu corazón abrazador.
© Reservado todos los derechos de autor. D. Valencia Tobón