IV
Asomo la mirada contra los ventanales
como preguntándoles “¿Volverán los trenes?”
“¿Se perderán los suspiros que dejaron
solo despedidas en los andenes?”
¿Volverán esos vagones
que ratos nos dieron de placer
mientras nos llevaron solícitos
a nuestros nidos de siempre, ayer?
“¿Volverán?”, pregunto a las vitrinas.
Pregunto a las esquinas, a los muros, a las verjas.
Pero nadie responde. Nadie conoce la morriña
que dejar ir los trenes a mi alma genera.