Todo ser que existe, es porque ha tenido,
la dicha y la suerte de poder nacer
y debemos comprender que todos,
de Dios somos criaturas y a todos, nos ama por igual.
Dios nos hace nacer seres perfectos,
porque nacemos libres de maldad
y crecemos hasta cierta etapa,
donde no existe en nosotros, el odio ni el rencor.
Luego al ir pasando el tiempo, vamos entendiendo
que cambia nuestro ser y somos de distinto parecer
porque al ser diferentes, nadie piensa igual,
y es la esencia, de cada ser humano en su sentir.
El libre albedrío también se adquiere,
y cada quien decide, lo que en la vida quiere hacer
tratando de entender y respetar lo que otro piensa
y no creer siempre, que su criterio es el mejor.
Debemos aceptarnos uno al otro
en este paso por la vida que hay que compartir
y no dejarnos llevar por las pasiones
que solo nos arrastran, al abismo y al dolor.
Aprendamos a amarnos en la vida
que no sea tan solo, el amor carnal
recordemos, que hay otro amor que es muy hermoso
que si lo practicamos, es el amor filial.
Debemos sosegar nuestras pasiones
que si queremos, lo podemos lograr
cediendo paso a la calma y al sosiego
para ver si logramos vivir, en un mundo mejor