MUJER
soy un titiritero
calado de miserias
y de astrosos humanos
el lumen de la poca inocencia
que aún subsiste ofuscada
sobre la arena de un pentagrama...
el candil que pones a navegar
en la imaginación de la mañana
con la furia del camastro que te riega
de ensueños ansias y “tropiezos”...
soy el loco que se fuga de la piel de tu mirada
y se esconde en el santuario de tus plegarias
…aquel hortelano insolente
que espía tu hechura de faz madrigal
y huye bañado por tu ecosistema
que fractura las sienes del más allá...
... ... ...
aquel retiro, perdido en tu almohada
destroza todo sosiego
de las sábanas avaras
y amontona a la vergüenza
en el umbral del alba
... ... ...
cincelo al viento la mansedumbre térrea
de espaldar ardiente vespertino
que ahoga el ruido callejero en su partida
para hallarte tersa mientras vivas dormida
.. ... ...
soy el leño que aún sobrevive
al abrigo de un mendigo
como la caridad de medianoche,
mientras en la distancia baldía
“un punto consumado” de lascivo paladar
emana lumbre de perpetua intimidad
funda con un instinto cañaveral
la calcinada vida
de las “mariposas” del lupanar...
... ... ...
soy el mecer de la tarde de invierno
en la mano de una criatura,
esa superstición que madura “la primera vez”
en el horizonte de los sentidos
y se convierte en un sacramento que nos adicta día a día...
soy, esa sombra que tus molduras anclan a “media luna”
y hace jugar a los reflejos de tus antojos,
ay, tal bullicio exhuma la sátira de la “casa añeja”
y me destierra hacia la masera de una indigencia...
en fin, un tórrido respiro cubre la tierra encarnada
de rasgos tétricos de las barriadas
suspira temeroso que eres mi faz, mi amor,
mi sembró, mi playa,
una inocencia del hambre, la fogata de la tristeza,
mi piedad hecha poesía,
la caricia en la que refleja su rostro
la vida entera... amén.
2003 – IV – 5 ...en una tarde de abril.
VÍCTOR ABEL NIQUINGA RUIZ