Si un día pudiera ser
tan sólo un pedacito
viviente de tu carne,
para sentir correr
debajo de mi piel
el río de tu sangre.
Podría existir acaso
algo tan dulce, tan puro,
con más amor y encanto,
con un dolor deseado,
con un sueño que se hace
realidad a tu lado?
Juntaría cielo, tierra,
apretando los brazos,
para que no escapara
ese anhelo sublime,
de sentir la ternura
llenando mi regazo.
La tristeza de pronto
se iría de mi lado,
entre juegos y risas
entre canción y cuentos,
junto a bellos momentos
jamás imaginados.
Sólo me ocuparía
pero sin preocuparme,
viendo pasar el tiempo
en continuo retorno,
disfrutando la alegría
que atrás había dejado.
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MIRIAM RINCÓN U.