La idea se cansa de nombrar lo que no puede nombrar.
La cólera consume a la idea.
Lo que no alcanza a nombrar llena en negro todo el espectro.
La idea se siente inmersa en la locura, cree que lo que cree sólo ella lo cree, y lo único que por decir le queda es lo mismo.
Nada entiende. Todo existe.
Entendió la idea que lo que entendió no estaba de este lado.
Le quedó el silencio y en el silencio la idea ya no existe.