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TÚ y YO

TÚ y YO:

 

Tú y Yo, una vida ayer amándonos, intentando hoy no sentirnos indiferentes, rosándonos la piel semidesnuda, buscando la reconciliación del silencio, que solo unas savias manos pueden dar, por amor, para que mirándonos a los ojos, recojamos juntos del piso, esos pedazos de recuerdos, que no supimos mantener unidos, al evaluar juntos lo ocurrido, aplicando lo aprendido, estos últimos años, de difícil, convivencia...,

 

Tú y Yo, escribiendo, lo que buscas a escondidas y encuentras en el estudio, esos versos sentidos, que siempre serán, tuyos, mientras viva, pero es penoso, no saber nunca cuando el tiempo y el espacio dará paz a mi alma con mi muerte, haciéndose cargo del fin, de este sufrir de silencio por un amor tan querido, viviendo en soledad, sin jamás poderte olvidar, para así lograr secar esas lágrimas de estío, que corriéndome  lentamente el rostro, queman sin piedad ni misericordia...,

 

Tú y Yo, soñando, un mundo mejor, porque no, decirlo públicamente, tomándote las manos al pecho, sin odio reflejado en la mirada y rencor latiente arraigado dentro del corazón y de puertas sinceramente abiertas, para intentar rescatar ese amor tan querido, que fue negado, al pedir de tus labios un beso, pero que podría ser ahora aceptado, si, tu pensamiento, fuera el mío, porque se me acaba la razón de existir, cuando con la noche llega esa cruel soledad aprendida, que ha marcado por el sufrir, mi triste destino, sin ti...,

 

Tú y Yo, la ilusión de una simple sombra del pasado, que no desea desvanecerse al amanecer, a pesar, de sentir en los pies descalzos, la humedad de esas lágrimas que jamás fueron, vistas y trata apresuradamente de concatenar ideas que puedan salvar tardíamente, lo insalvable de un sentimiento que se fue, pero sería una aventura, descabellada, decir, que donde hubo fuego, cenizas no puedan haber quedado, aunque se encuentren hoy, adoloridamente desparramadas en el piso, mojadas por el olvido, de todo lo vivido...,

 

Tú y Yo, principio sin fin, de un sueño repetitivo, por una felicidad que perdí, al cerrar un segundo confiadamente los ojos, pero que no dejaré esta vez, por inocente, que se borrén de la mente, esos momentos por detalles de amor, porque no los podré nunca más, volverlos a pintar, al Tú, no querer notar mi presencia, frente a ti, para vivir en un instante divino, lo que Tú has olvidado de seguir viviendo, recordándome, sentidamente en los brazos.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 04/11/2011 10:30 PM.