Hay días que las llamas envuelven mi corazón
y en las hectáreas de los sueños veo calcinadas
las esperanzas mías como las de mi amada
y aunque ella tiene en sus ojos las galaxias
sin luz nos vemos arrojados al abismo
donde las pasiones son el único palio
de ese amor que nace en las esferas del silencio.
Sé que a estas fronteras nuestros pasos llegan
cuando perdemos las señales de los menguantes
y seguimos sin detenernos en los saltos
que de repente ante la rutinaria órbita
dan los cometas y los astros.
En esos días que el poeta llamó lóbregos
regresamos al insondable laberinto
donde el amor eterno se hace furtiva baratija
y la novia lejana nos embriaga con su vino.
Entonces nos quedamos sin boleto de regreso
en la punta de la espada que nos hiere con su filo
y sin hallar en el agua los secretos de los peces
nos quedamos sumergidos sin la belleza de los lirios.
Efraín Gutiérrez Zambrano.