Tengo los ojos cansados…
heridos por la larga noche de ausencias,
agotados por la oscuridad de la noche…
noche triste de un verano manchado de sangre.
Cuatro paredes, una hoja, una vela, una meza…
escribo mi destino como si lo hubiese escrito antes.
En estos días así,
me acuerdo de esos fríos momentos
que hoy ya no duermen en mi cabeza.
Mis padres partieron hacia México,
de mis hermanos…tristemente no sé nada…
¿y de mi?, de mi no voy a contarles.
Son casi las tres de la madrugada
y desde hace ya dos horas que estoy tratando
De ponerle fin a todo esto.
Estoy aquí en un cuarto a solas…
y lo que hay allá afuera,
para mí ya no tiene sentido…
pues bien,
me he dedicado a perderlo todo,
y a quedarme con las manos vacías…
siempre con las manos vacías.