Sombra que arrastras a mi bien amada,
que la postras, la sometes y la tiras en la cama.
Eres como una indeseable arpía,
que por las noches apareces fría,
con los males que se parecen a la agonía.
Voltead hacia mi, enfermedad ciega, inhumana,
que azotas a lo más valioso de mi existencia.
Tus sombras son más negras que la noche
y tus pasos más desventurados que las tinieblas.
Voltead hacia mi, enfermedad de apocalipsis,
no tienes porque ensañarte con lo que más amo,
prefiero mil veces caer en tus zarpas desgarrado,
que ver a mi dulce amor caer marchita.
Detente pues y arrasa con mi existencia,
no tienes porque contenerte,
tira con fuerza con los venenos que te porfían
y libera a mi dulce encanto, que es la pasión mía.