*ANHELO*
Tenía hambre y le hartaste de comida, tenía sed y le diste de beber
esta desnudo y le vestiste, no tenia casa y le cobijaste en tu hogar,
al final de nuestros días sereis juzgados por vuestros actos vánales
también por cuánto dinero has malgastado y cuán significativo eras,
no eres juzgado por la virtud al prójimo y el óbolo a los necesitados.
*INCUBO*
El hijo del hombre se empecina con satisfacer las carencias de Israel
pero este pueblo apadrinado no está a las alturas de su divina gracia,
porque la avaricia de los humanos es más fuerte que la fe en Jehová
que ilumina el camino equitativo y estrecho para los misericordiosos,
aunque deje aquí un resquicio a la libertad y al libertinaje del hombre.
*ADEUDO*
Somos ceniza Universal entramada en la carne que late en el cuerpo
marcando en nuestras vidas nuestra divinidad del plagio del Eterno,
creados entre el barro limoso de esta Tierra extraña para al hombre
en el Edén donde el coito de placeres vánales se pagaba con sudor,
allí fue donde surgió a la vida la serpiente que encadena una semilla.
*TRABAJO*
Al sudor viscoso del trabajo y de la fatiga diaria le mece la desgracia
de arrepentimiento tardío de la divinidad perdida entre un manzano,
que se mece airoso entre el jardín de las almas durmientes y puras
con los arcángeles del viento que soplaban entre los arcos del pozo,
donde el hacedor de la carne maldita contempla lo nada que somos.
*TÁRTARO*
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
5 de noviembre 2011