¿Cuál era tu nombre?
Dime, ¿Cuál era?
Odette, Adriana, Berenice;
Martha. María ¿Fernanda?...
[O es que ¿yo lo sé?,
tal vez no lo quiero
decir, pronunciar, maldecir.
Porque me destroza sabes;
me hiere, lastima y se abre
cruento sobre mi pecho.
Cómo reluce, a pesar de mi sentir,
dónde se acaba toda mi elocuencia
cuándo me encuentro, cerca de ti.]
Dime
Tan solo, dime
…Fátima, Alejandra ó Daniela.
Intento e intento y no lo recuerdo
no puedo, no quiero.
Bueno, una cosa es el olvido y otra la amnesia.
Porque si no encuentras el baño y hay ganas:
hasta de aguilita, si hace falta.
[Ya sé que no es igual, pero es lo mismo.]
En el ábaco de mi conciencia
no se acumulan los sueños,
se pierden mis ideales,
los calcinan mis miedos .
Los ojos ya no palpitan
entre la sombra y tu tenue reflejo.
A mi corazón no le dan las cuentas
(padece ceguera, eso creo.)
si mi memoria te cree junto a él.
[Es como si contara
con los dedos, al revés.
Hago berrinche porque te quiero,
pataleo mil y mil veces
sobre el empolvado suelo
como hacen los niños pequeños.]
Ya no importa, te he perdido
para siempre, ahora lo sé.
Aunque sigamos siendo amigos y te llame
ó me confíes un secreto, de vez en vez.
No te lo reprocho
no dije lo que sentía
cuando pudo ser.
Dime, ¿Cuál era tu nombre?
¿Cuál era?
No lo sé, no halló la respuesta.
Está de más querer tenerla.
¿Qué importa? ¿Para qué?
Si me hace falta tu presencia
día tras día, no hay excusas
no existen motivos para el olvido
cuando aún en tu ausencia,
es tu sonrisa la que imagino.
[Lo cierto es que siguen temblando
mi corazón, mis manos y mis labios
si estas a mi lado en este espacio
con un tiempo que se va deprisa.
Y hablamos sentados; pero muy,
muy cerquita.]