ACTO DE CONTRICCIÓN
Yo confieso Señor
que te he ofendido
y me arrepiento,
porque me has demostrado
que eres bueno, comprensivo,
porque lavaste con tu sangre
mis pecados.
En el Altar te sacrificas
cada día,
para darme Señor
la redención,
ofrendándome en rito
de alegría,
la piedad de tu inmenso
corazón.
Por eso quiero Señor
cambiar mi vida,
ya que me brindas
tu Misericordia,
vivir por siempre
en paz, en armonía,
ser un bastión de amor
y de concordia.
El pan, el vino
pones en mi mesa,
tu cuerpo, tu sangre
para eterna salvación,
me regalas la sagrada Eucaristía
llama eterna de la purificación.
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MIRIAM RINCÓN URDANETA