“...que el alma que hablar puede con los ojos
también puede besar con la mirada”.
Bécquer.
Hace tanto no escucho tus ojos
tan llenos de mar
que el tiempo se ha vuelto
dolor de distancias...
Y me acosa una sequedad
de puertos abandonados.
Sentado en el muelle
como en un barco que nunca bogara,
zarpo al recuerdo de tus ojos oceánicos
y sucumbo a las olas que llevan a tu alma
flotando en tu mirada que llena la mar.