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Amados son sueños


Que mi agua remojando nunca busque,
extraerte tus razones,
o sacar de delirios buen partido.
Busque en su recorrido
regalarte con mi alma las canciones,
cuales porten la paz en su silbido.
Mi agua, es agua bañada en transparencia
anudada a consistencia.
En conciencia cual no atiende
a esteril desproposito,
ni a la desfachatez del egoísmo.


Jamás ningún egoísmo,
tuvo el sí del altruísmo,
nunca hubo verdad de amor,
que mirase su si mismo,
olvidado del honor,
de tener en todo el resto
la mitad que le completa.
Esos trozos le faltaban,
-como color a paleta-
que adheridos matizaban,
el enlace manifiesto.

*** *** ***

Abrí cajones,
limpié rincones,
y pude ver
polvo brillante,
que alucinante,
tomó mis brazos,
me unió con lazos,
bailó en mi ser.

*** *** ***

Los años no pasaron para el polvo
¿Quizás será que él amara,
y amor no muere con años,
por muchos cuerpos en polvo
que nos dieran cobijar?
Existe o existió tal vez,
la razón equivocada,
que descarta los caminos,
al serle un tanto imposible
con la ciencia llegar a comprobar,
al estar, ciencia aferrada,
a un sujeto temporal.


Circunstancial:
es la evidencia.
Elemental;
es cuestionarse.
¿Y el temporal?
Pasa deprisa.
No cabe que sea circunstancial,
el hecho elemental de cuestionarse,
pues circunstancia tiene un temporal,
y el tiempo es ave, que pasa deprisa,
cuando se baraja entre humanidades.


Tanto me queda por vivir...
Tanto me queda por soñar...
Tantos tantos todavía esperan.
Cómo voy a omitirlo,
a mentirme o a negar,
a nada de lo merecedor que queda, (tanto)
quiero tener que renunciar.
Aunque aquí estuviera, de años, infinidad,
soy del creer, que todos ellos,
tantos, no podría llegar a restar.


Tanto vivir soñando:
-aquí escribiendo-
(anclado a cristales subterraneos,
atareado entre tareas
que me abonan alquileres,
y me llenan la nevera,
o reflexivamente -sobre un banco-
de un jardín cualquiera)
-allá paseando-
(sobre las rocas gastadas cercanas al mar,
o musicalizando a cada paso,
con el paso que oprime al pisar
las teclas habidas en la escarcha,
que como piano; crujiente hojarasca,
desenvuelve y reparte al yo pasar)
Tanto soñar permitiendo,
que el sueño tenga propia vida -la mía-
que algunas veces discurren mis días,
sin saber si los cuerpos son tangibles,
o son pasajeras imágenes,
que transcurren por un pasillo dimensional.
El sueño tiene una llave maestra
cual le posibilita atravesar,
todas las puertas que se encuentre,
será capaz de cruzar.


Me gusta disfrutar,
degustarlos recostado
sobre el agradable vaivén
en su hogar, en su balancín:
A ese sueño húmedo,
el que empapa mi humano.
O al veraniego; árido,
que escarbando sabe encontar,
un paradisiaco oasis,
con rastas que son palmeras
o a la manitud de ese lago,
donde desnudarme y refrescar.
Me mezo en el sueño pacífico,
al que sin armas acaba con guerras,
-y como no- me abrazo al amoroso
que por el sólo hecho de tenerle
es libertad que agota las penas.
Son ellos incesantes,
incansables,
y devienen en adicción
que bendita, poseedora de mágicos elixires
¡con su pócima sana, cuando beba!
Ellos van más alla del umbral
de cualquier imaginario.


Los sueños se hallan esparcidos
están en todo presente,
toman los cuerpos y las formas,
de aquello que nos envuelve,
para más tarde ser instante
¡transcribirse!
Y la verdad es que se alzan como reales
como vivos caminantes,
al estar nuestro corazón
y seducir a nuestra mente
satisfaciendo plenamente,
¡ilusionantes!


318-omu G.S. (BCN-2011)