Cuando el astro atardecía
Y el paisaje tembloroso
Consumía la última hora,
En el tendido cielo de heno
Vine a meter las manos.
Había rondado mi espíritu
De entre las altas nubes
Bebiendo de elixires
El labio tenso y azul.
Se diluía en el momento mismo
En que el orondo rubio rayaba
La fina línea separadora
Del hoy y del mañana,
Mi ilusión escasa y flaca.
Llovían sobre la estampa
Puntas de hielo largas
Y al caer enderezadas,
Herían en derredor
Cuanto tocaban.
[ Mas ]
Habrían de alzarse mañana
Cuando el vigor del alba pues,
Aquellos los curtidos torreones
De la poderosa grande esperanza.
® Sete Noviembre 2011